El ataque franco y redondo, acompañado de una estructura tánica densa y aterciopelada, hacen de este Château Clarke 2012 una apuesta segura!

EL COLOR
Un hermoso color púrpura con un borde violeta.

LA NARIZ
Intenso y complejo, la nariz está dominada por aromas de fruta fresca (grosella negra, cereza negra) mezclados con finas notas amaderadas. Cuando se agita, se desarrolla un lado fresco y mentolado, acompañado de un pequeño toque de regaliz.

LA BOCA
El ataque es franco y redondo. Da paso a un paladar graso y serio, con una estructura tánica densa y aterciopelada, acompañada de una acidez natural equilibrada, que le da a este vino una hermosa frescura.

Château Clarke es una finca vinícola de Burdeos de 54 hectáreas (130 acres) en la región AOC Listrac-Médoc y clasificada como Cru Bourgeois.

En el siglo XII, los monjes cistercienses de la Abadía de Vertheuil establecieron la primera vid.
La propiedad llevaría permanentemente el nombre de Tobie Clarke desde 1818, cuando la familia irlandesa compró el terreno.

A principios de la década de 1970, el barón Edmond de Rothschild, que ya poseía una participación en Château Lafite-Rothschild, decidió que quería comprar otra propiedad en el Médoc.

Château Clarke tiene una rica historia y el Château fue muy admirado por la calidad de sus vinos tintos y blancos, algo raro en la región.

La producción de "Merle Blanc de Château Clarke" comenzó en 1890.

Ansioso por restaurar el legado y los vinos de la finca, Edmond de Rothschild compró Château Clarke en 1973.
Edmond de Rothschild optó por rediseñar el viñedo: las vides existentes fueron completamente arrancadas y replantadas. Este esfuerzo que requería mucho tiempo, y que retrasó aún más la producción de vino, supuso un gran riesgo.
El proceso se inició en 1974 y no finalizó hasta 1979. La adquisición de la propiedad estuvo acompañada de una audaz demostración de independencia: el barón decidió comercializar los vinos de Château Clarke fuera del sistema de venta de vinos de Burdeos.

En 1998, Benjamin de Rothschild tomó las riendas de Château Clarke de manos de su padre. Lanzó una nueva serie de inversiones, que incluyeron la renovación de la sala de fermentación y la experiencia del enólogo Michel Rolland.